Por Juan Carlos Aguilar
De pie y con aplausos que se extendieron por más de cinco minutos, el público mexicano ovacionó a la reconocida pianista china Yuja Wang, tras su presentación en el Palacio de Bellas Artes, el recinto cultural más importante de México.
Con apenas 30 años, Yuja se presentó junto con la Orquesta Sinfónica de México en su segunda temporada de 2017; ambos lo hicieron bajo la dirección artística de Carlos Miguel Prieto, uno de los directores más talentosos y versátiles de la actualidad.
Ante una sala principal que se ocupó a su máxima capacidad, el programa estuvo conformado por obras del alemán Paul Hindemith (1895-1963), el ruso Sergei Rajmaninov (1873- 1943) y el italiano Ottorino Respighi (1879-1936).
El público atento, complacido, escuchó en un primer momento a la Sinfónica Nacional con la ejecución de “Metamorfosis sinfónicas sobre temas de Carl Maria von Weber”; fueron 20 minutos en los que la obra de Hindemith cubrió con su melodía cada rincón de la sala. Esa fue la antesala de la entrada de Yuja Wang, hija de madre bailarina y padre percusionista, quien a los 6 años inició su entrenamiento formal en el Conservatorio Central de Música de Beijing.
Fue recibida con gritos de emoción y fuertes aplausos; ese sería el tono que tendría la noche a partir de este momento. No había pasado ni un minuto de Yuja frente al piano, cuando el público ya se había rendido a su talento, tal y como le ha ocurrido en sinfonías de diferentes partes del mundo como la de Londres, Chicago o San Petersburgo.
Ejecutó el “Concierto para piano número 4 en sol menor, Op.40” de Rajmaninov. Fue el momento crucial del concierto, cuando Yuja mostró al público mexicano su enorme talento, su fuerza con la que se planta frente al piano y, sobre todo, su precisión al momento de interpretar a uno de los autores rusos más emblemáticos del siglo XX.
Con la ejecución de Respighi hubo toques de buen humor y de diversión entre el público, en el que, por cierto, hubo también niños. Para este momento, todo fluía bajo la magia de Yuja, quien debutó en 2005 con la Orquesta del Centro Nacional de las Artes de Ottawa en Canadá.
Al final de la presentación, las notas de piano dieron paso a los aplausos de un público agradecido con Yuja Wang. Aunque la magia había terminado, el hechizo duró muchas horas más.