Beijing, 24 sep (PL) Los chinos hacen hoy un alto en su vorágine para celebrar en comunión el Festival de Medio Otoño, momento de reverenciar con honores a la Luna, agradecerle por las cosechas abundantes y expresar buenos augurios.
Se trata de una celebración surgida hace más de tres mil años y tiene lugar el día 15 del octavo mes del calendario lunar, cuando el satélite natural de la Tierra está en su máximo esplendor.
Como cada año, millones de personas aprovecharon el feriado y viajaron a sus regiones natales para estar con sus seres queridos durante la milenaria tradición, la tercera más importante del país.
Muchos optaron por salir al exterior, mientras otros toman el descanso para visitar sitios de interés turístico y cultural o realizar otras actividades, pero siempre en compañía de sus allegados.
El Festival tiene un origen rodeado de míticas historias y una de ellas ubica su surgimiento durante la dinastía del emperador Yang (2356-2255 a.n.e) con sacrificios en altares a la luna llena.
Otras versiones lo asocian con la unión entre la diosa Chang´E y Hou Yi, un mortal que al verse separado de su amada preparó una mesa con incienso y su comida preferida para venerarla y así sentirse más cerca de ella.
Basada en esta última leyenda, en algunas partes del gigante asiático aun muchos esperan por esta fecha para propiciar futuros casamientos en bailes donde se promueven los encuentros entre jóvenes parejas.
De manera general, los chinos comparten banquetes al aire libre con parientes y allegados mientras aprecian la Luna.
También encienden linternas rojas y las lanzan al cielo, reverencian a los ancestros con incienso, celebran las conocidas danzas del dragón e intercambian obsequios.
Pero la pieza fundamental de la festividad es el pastel de luna, una torta dulce, generalmente redonda, con 10 centímetros de ancho y cinco de alto, y rellena con pasta de semilla de loto que puede además contener yemas de huevos de pato, nueces, sésamo o jamón, entre otros ingredientes.
El postre suele comerse en pequeñas porciones acompañado de té y simboliza la unidad familiar, la prosperidad y la perfección.
Es por ello que en este día, los familiares se reúnen para apreciar la brillante luna llena, comer el manjar en la noche, expresar fuertes deseos de amor hacia sus hogares y pensar de los parientes que viven lejos.
Dada la enorme extensión del país, cada provincia tiene su forma peculiar de hacer los pasteles, con diferente textura y sabor.
Las empresas alimenticias y los comercios se prepararon con varios días de antelación con el objetivo de satisfacer la alta demanda del postre.
El Festival del Medio Otoño es la fiesta tradicional más grande de esta nación asiática, después de el de la Primavera o Año Nuevo Lunar, el de los Botes Dragón y el de Limpieza de Tumbas.
Los cuatro son parte de la vasta riqueza cultural que China ha resguardado por más de cinco milenios.
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